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Historias que nunca llegan a los periódicos, protagonistas, experiencias y actos de heroísmos desconocidos. Lo que perdura en la memoria merece ser contado.

Los reporteros que han cubierto o cubren conflicto armado en un país como Colombia  han visto y vivido más guerra que cualquier grupo de observadores civiles.  La mayor herramienta de cada uno de ellos son sus ojos, y sacan la realidad a la luz.

La guerra que se ha vivido durante décadas es nuestro país ha sido salvaje, saca lo peor de cada persona, pero cada reportero está en el lugar de los hechos realizando una cobertura profunda, elocuente y justa. Lo malo de eso, es que ellos vuelven pero quienes quedan allí se encariñan con el arma, porque no tienen de que más encariñarse. Mientras el arma de los héroes de la memoria es su cámara.

Narrar el dolor es lo más difícil que hay, y para poder narrarlo hay que vivirlo pero sobre todo compartirlo, cada uno trabaja para la sociedad, para el olvido y sobre todo para la memoria. La construcción de memoria; fotografía, documental y registro han hecho que la memoria este hecha de silencios, de olvidos pero también de esperanza.  Si hay algo que los mueve a ellos más de estar en el oficio, y la pasión insaciable por lo que hacen es la verdad oficial de lo que sucede viajando hasta el sitio de la acción. Son ojos de la gente y estuvieron en el conflicto.

¿Por qué seguir yendo? Se pregunta uno cada vez que escucha las experiencias de cada uno. La respuesta no puede ser más sincera y profesional “Sí, existe una gran responsabilidad de contarle al país las injusticias que han pasado, si no hay fotos, ni registro no hay memoria y es ahí donde empieza la memoria.”

“Ver la violencia desde la perspectiva de la tierra y los territorios revela otro rasgo distintivo de su historia: la guerra se ha librado mayoritariamente en el campo colombiano, en los caseríos, veredas y municipios, lejanos y apartados del país central o de las grandes ciudades. Es una guerra que muchos colombianos y colombianas no ven, no sienten, una guerra que no los amenaza. Una guerra de la que se tiene noticia a través del lente de los medios de comunicación, que sufren otros y que permite a miles de personas vivir en la ilusión de que el país goza de democracia plena y prosperidad, a la vez que les impide entender la suma importancia de cada decisión, afirmación o negociación política para quienes la sufren.” Fuente centro de memoria histórica del libro basta ya.

  Programa de Introducción    

Antes de leer este texto respóndase: ¿Qué es un reportero gráfico?

 

Historias que nunca llegan a los periódicos, protagonistas, experiencias, lágrimas en silencio y actos de heroísmo desconocidos. Lo que perdura en la memoria merece ser contado.

Los reporteros que han cubierto o cubren conflicto armado en un país como Colombia  han visto y vivido más guerra que cualquier grupo de observadores civiles.  La mayor herramienta de cada uno de ellos son sus ojos, y sacan la realidad a la luz.

 

La guerra que se ha vivido durante décadas en nuestro país ha sido salvaje, saca lo peor de cada persona, pero cada reportero está en el lugar de los hechos realizando una cobertura profunda, elocuente y justa. Lo malo de eso, es que ellos regresan, pero quienes quedan allí se encariñan con el arma, porque no tienen de que más encariñarse. Mientras el arma de cada titán de la memoria es su cámara.

 

Narrar el dolor es lo más difícil que hay, y para poder narrarlo hay que vivirlo pero sobre todo comprenderlo. Cada uno trabaja para la sociedad, para el olvido y sobre todo para la memoria. La construcción de fotografía, documental y registro han hecho que los recuerdos estén llenos de silencios, de olvidos pero también de esperanza.  Si hay algo que los mueve a ellos más de estar en el oficio, y la pasión insaciable por lo que hacen es la verdad, la verdad de lo que sucede viajando hasta el sitio de la acción.

 

¿Por qué seguir yendo? Se pregunta uno cada vez que escucha las experiencias de cada uno. La respuesta no puede ser más sincera y profesional “Sí, existe una gran responsabilidad de contarle al país las injusticias que han pasado, si no hay fotos, ni registro no hay memoria y es ahí donde empieza la historia”.

 

 

“Ver la violencia desde la perspectiva de la tierra y los territorios revela otro rasgo distintivo de su historia: la guerra se ha librado mayoritariamente en el campo colombiano, en los caseríos, veredas y municipios, lejanos y apartados del país central o de las grandes ciudades. Es una guerra que muchos colombianos y colombianas no ven, no sienten, una guerra que no los amenaza. Una guerra de la que se tiene noticia a través del lente de los medios de comunicación, que sufren otros y que permite a miles de personas vivir en la ilusión de que el país goza de democracia plena y prosperidad, a la vez que les impide entender la suma importancia de cada decisión, afirmación o negociación política para quienes la sufren”. (Centro de memoria histórica, ¡Basta ya!)

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